Patrones de comportamiento del agresor en el acoso escolar

Patrones de comportamiento del agresor en el acoso escolar

Como madre o padre no se quiere imaginar que un hijo o hija puede convertirse en agresor. Pero puede suceder. Solo debe observar lo “normalizada” que está la violencia, para pensar que eso es factible.

Ahora, ¿cómo detectar si una hija o hijo es agresor?  Al igual que es difícil detectar a la víctima de acoso escolar, también es complejo detectar a quién le agrede, puesto que oculta su comportamiento de los adultos. Es decir, la violencia no la realiza delante del personal del centro educativo; y, en su casa, no se percatan de sus comportamientos agresivos o se los considera “cuestión de niños”.

El acoso escolar es violencia y debe ponerse empeño en identificar a chicos y chicas agresores o que potencialmente pueden serlo, con la finalidad no solo de que no dañen a sus pares, sino que su violencia no evolucione en el futuro. Algunos indicadores son:

  • Comportamientos agresivos: cualquier manifestación de violencia verbal, psicológica, social, física, sexual o ciberbullying en contra de sus pares; y poco control de la ira.
  • Comportamientos desafiantes: hostil con pares y adultos, dificultad para aceptar normas o para llegar a acuerdos y cumplirlos, actitud negativa hacia la escuela –indisciplina, incumplimiento de tareas, bajo rendimiento escolar–, percepción errónea de sus pares que motiva enojo, intolerancia, resentimiento y conflictos.
  • Carencia de compasión: ninguna empatía con sus víctimas, deficiencia en las habilidades para comunicarse, relacionarse o resolver conflictos, ausencia de culpa por sus comportamientos agresivos.
  • Falso liderazgo: impone su autoridad y manipula los escenarios, aparenta seguridad, alta autoestima y carisma, rodeándose de un grupo limitado de amigos  –tres a cinco– que le apoyan, y que pueden o no involucrarse en la violencia que ejerce.

Cuatro necesidades del agresor: [1] 1) protagonismo: violenta para ser visto; 2) sentirse superior: violenta para sentirse fuerte y poderoso; 3) sentirse diferente: violenta para crearse una reputación; y, 4) llenar un vacío emocional: violenta para sentir emoción pues no es capaz sentirla a través del afecto.

¿Sabía que la educación integral en sexualidad puede ayudar a su hija o hijo a detectar que es un potencial agresor y pedir ayuda?

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[1] Rodríguez, citado por Monité en Perfiles en los participantes en las agresiones.

Consultas: El agresor del bullying: así es su perfil (2019). R. Lombardero. Indicadores para la detección del bullying (21 marzo 2018). Universidad de Valencia. Perfiles en los participantes en las agresiones (2017) Programa Monité. / Fotografías Freepik.