Hablar sobre sexualidad
Hay una situación que pone a las madres y a los padres nerviosos: hablar con sus hijos sobre sexualidad. La pareja muchas veces decide que el padre hablará con el hijo y la madre con la hija. Así que la cuestión se resume a que las mujeres hablan con las mujeres y los hombres con los hombres. En ocasiones sucede a la inversa o lo hacen ambos. Hablar acerca de la sexualidad resulta una carga que llevan a cuestas: incomodidad, obligación y falta de información veraz y objetiva. Eso sí, confluyen en un punto: advertir las consecuencias. Recogí algunas frases que las chicas y los chicos escuchan durante su adolescencia: «si te embarazas te casas», «si te metes a tener un hijo es tu problema», «si te embarazas te largas», «tú mantendrás a tu hijo» y «vas arruinar tu vida» son las más comunes. Al parecer, la preocupación de madres y padres se centra en tres aspectos: la menstruación, la actividad sexual y el embarazo. Pero…, ¿de qué quieren hablar sus hijas e hijos?
Hagan este ejercicio: cierren sus ojos, véanse con unos 12, 13 o 15 años y recuerden qué les causaba curiosidad, qué les dijeron en su casa, qué deseaban saber ustedes, dónde obtuvieron la información y qué utilidad les brindó esa información que consiguieron.
Sus hijas e hijos, al igual que ustedes cuando adolescentes, quieren saber qué pasa con esa nueva versión de su cuerpo, cómo sentirse mejor consigo mismos, qué presiones sociales van a enfrentar, por qué su cuerpo les brinda tantas sensaciones nuevas, qué importancia tienen los afectos, cómo cuidar sus cuerpos y qué momentos les causarán bienestar. Así es. Hablar de sexualidad no es dar el banderazo de salida para la actividad sexual, sino invitar a sus hijas y a sus hijos a conocerse, a comprenderse y a respetarse. Asimismo, aprender a conocer, comprender y respetar a las demás personas.
Si quiere que sus hijas e hijos cuiden de sí mismos, de una manera responsable, le sugiero darles la educación y la información para serlo. Le anoto tres ejemplos, partiendo de lo que preocupa a madres y padres, según sus propios comentarios:
La menstruación. ¿En lo que ha explicado a su hija incluyó qué es el ciclo menstrual, qué desecha el cuerpo durante la menstruación, qué sentirá y qué significa? Y si habló de la menstruación con su hija, ¿habló de la eyaculación con su hijo, le explicó por qué sucede, qué sentirá y qué significa?
La actividad sexual. ¿Es posible que haya explicado qué es la atracción sexual y su diferencia con la actividad sexual? ¿Cómo se llega a la actividad sexual y en qué consiste? Habrá explicado que la actividad sexual sin la protección de métodos anticonceptivos modernos puede derivar en un embarazo. Pero… ¿ha hablado de las infecciones de transmisión sexual y el VIH? Entre todo esto, ¿ha hecho que analicen lo positivo de la actividad sexual para su salud física, mental y emocional? No habrá tiranizado la actividad sexual conociendo los efectos positivos de ésta, cuando se da sin presión, sin temor, sin riesgo y se esperan unos añitos más para experimentarla.
El embarazo. ¿Será que con un dibujo o un vídeo les mostró a sus hijas e hijos como se produce el embarazo? ¿Les explicó que solo hay dos formas de evitarlo: no teniendo actividad sexual y, si la tienen, usando métodos anticonceptivos modernos? ¡Ah! Pero usted es de quiénes ya les dio condón. ¡Excelente! ¿Ya les enseñó a utilizarlo, verificar que no esté roto o vencido? ¿Les dijo que la actividad sexual debe ser de común acuerdo, que no es una «prueba de amor», que no es «muestra de hombría ni se es más mujer» y que se debe respetar un «no quiero« de inmediato?
Si sus respuestas son positivas, va por buen camino. Solo tome en consideración que la sexualidad es más que la menstruación, la actividad sexual y la prevención del embarazo.
Una hija o un hijo que, desde temprana edad, recibe educación integral en sexualidad, tendrá la oportunidad de conocerse mejor, tener autoestima, valorar a las personas que le rodean, cuidar su salud y enfrentar «esos cambios extraños y otros relajos» en su adolescencia. Lo que aprenda lo utilizará para relacionarse con otras personas de manera responsable, disfrutar de la actividad sexual sin riesgo alguno, decidir sobre la convivencia en pareja, comprender la reproducción humana, planificar la maternidad o la paternidad y proteger su cuerpo de enfermedades y violencia.
Algunas personas dicen que es difícil hablar acerca de la sexualidad. Esto es comprensible, la mayoría de personas no tuvo la oportunidad de educarse en ese aspecto y tuvo que descubrir todo sobre la marcha. La sugerencia es que busquen información objetiva, veraz y científica, lean, consulten y mantengan su mente abierta. Piensen que así como ustedes, también sus hijas e hijos están nerviosos, esperando que ustedes tengan una comunicación sincera, clara, amigable y objetiva con ellos.
¿Sabía que la educación integral en sexualidad puede ayudarlo a mejorar la comunicación que tiene con sus hijas e hijos?